lunes, 13 de febrero de 2017

Qué es Didáctica:



La didáctica es el arte de enseñar. Como tal, es una disciplina de la pedagogía, inscrita en las ciencias de la educación, que se encarga del estudio y la intervención en el proceso enseñanza-aprendizaje con la finalidad de optimizar los métodos, técnicas y herramientas que están involucrados en él. La palabra proviene del griego διδακτικς (didacticós), que designa aquello que es ‘perteneciente o relativo a la enseñanza’.

En este sentido, la didáctica tiene dos expresiones: una teórica y otra práctica. A nivel teórico, la didáctica estudia, analiza, describe y explica el proceso enseñanza-aprendizaje para, de este modo, generar conocimiento sobre los procesos de educativos y postular el conjunto de normas y principios que constituyen y orientan la teoría de la enseñanza.

A nivel práctico, por su parte, la didáctica funciona como una ciencia aplicada, pues, por un lado, emplea las teorías de la enseñanza, mientras que, por otro, interviene en el proceso educativo proponiendo modelos, métodos y técnicas que optimicen los procesos enseñanza-aprendizaje




Teorias y tipos de didáctica





Didáctica general


Como didáctica general designamos el conjunto de normas en que se fundamenta, de manera global, el proceso de enseñanza-aprendizaje, sin considerar un ámbito o materia específico. Como tal, se encarga de postular los modelos descriptivos, explicativos e interpretativos aplicables a los procesos de enseñanza; de analizar y evaluar críticamente las corrientes y tendencias del pensamiento didáctico más relevante, y, finalmente, de definir los principios y normas generales  de la enseñanza, enfocados hacia los objetivos educativos. Su orientación, en este sentido, es eminentemente teórica.




Didáctica diferencial

La didáctica diferencial o diferenciada es aquella que se aplica a situaciones de enseñanza específicas, donde se toman en consideración aspectos como la edad, las características del educando y sus competencias intelectuales. Por lo tanto, la didáctica diferencial entiende que debe adaptar los mismos contenidos del currículo escolar a diferentes tipos de audiencia. Por ejemplo, el mismo tema de historia universal se presentará de maneras distintas a los siguientes grupos: adolescentes, personas con necesidades especiales, adultos cursando estudios secundarios en un instituto nocturno.





Didáctica especial



a didáctica especial, también denominada específica, es aquella que estudia los métodos y prácticas aplicados para la enseñanza de cada campo, disciplina o materia concreta de estudio. En este sentido, establece diferenciaciones entre los métodos y prácticas empleados para impartir conocimiento, y evalúa y determina cuáles serían los más beneficiosos para el aprendizaje del alumnado según el tipo de materia. Por ejemplo, la didáctica especial entiende que los métodos y dinámicas para enseñar disciplinas tan dispares como el lenguaje, las matemáticas, o la educación física deben partir de principios de abordaje distintos.




Tipología de alumnos

Respuesta pedagógica

1.       EL DISCUTIDOR
·           Pone en tela de juicio cuando se dice. Siempre encuentra un “pero”.
·            Inicia discusiones y a veces interrumpe el ritmo de la clase.
·           Facilita la comunicación entre los miembros de la clase y atrae su atención

A.
·           Tratará de hacer caer en alguna trampa a la persona que dirige el grupo.
·           Cortar con autoridad un ataque personal velado o directo.
·           Ponerle en un aprieto de forma que necesite la ayuda de los demás.
·           En algunos casos, dirigir sus objeciones hacia el grupo.
·           Reforzar las intervenciones sinceras. 
2.       EL ASTUTO
·           Se aprovecha de la debilidad psicológica o científica de un compañero para rebatir sus argumentos.
·           Suele dominar el “trato de gentes” para convencer con su habilidad, está atento a la postura mayorista y evita el enfrentamiento directo.
B.
·           Mirarle con frecuencia y hacerle preguntas directas, especialmente utilizando sus conocimientos y experiencia.
·           Hacerle un pequeño resumen para centrarle.
·           Reforzar positivamente su participación. 
3.       EL PEDANTE
·           Mantiene una actitud de superioridad respecto al grupo.
·           Su intervención es de alto nivel científico o técnico. 
C.
·           Cortar, con tacto, aprovechando una respiración o pequeña pausa su intervención.
·           Hacerle preguntas de reflexión y pedirle que sea breve y conciso. 
4.       EL LOCUAZ O CHARLATÁN
·           Habla continuamente, aunque no tenga conocimientos del tema, se “enrolla” y da detalles superfluos y sin importancia. 
D.
·           Preguntarle directamente sobre su trabajo y exigirle soluciones.
·           Inducirle a presentar ejemplos sobre los asuntos que más directamente le afectan.
·           Reforzar cualquier manifestación positiva.
·           Darle ciertas responsabilidades. 
5.       EL TÍMIDO.
·            No interviene, se limita a asentir si está de acuerdo con una intervención o a permanecer callado sí esta en contra.
·            Se queda con dudas por no preguntar. 
E.
·           Agradecer su intervención, pero pedirle que la repita en términos más sencillos. Utilizar la técnica del “sí, pero…”
·           Pedir su opinión ante un tema que no domine y mantener una actitud de respeto, para hacerle ver que el respeto se dirige a la persona y no a su sabiduría.
6.       EL POSITIVO
·           Es una persona práctica en su manera de actuar, se centra en el tema y participa si considera que puede aportar algo nuevo o aclarar algún concepto.
·           Es trabajador, ordenado, colaborador y responsable.
·           Buen conciliador para el grupo. 
F.
·           No dejarse enredar por él, usar el método para neutralizarle.
·           Escucharle atentamente, replantear la discusión englobando las aportaciones de todos y pedirle que reflexione y modere su participación para dejar la palabra a los demás.
·           Imponer la autoridad del profesor en último extremo.
7.       EL SABELOTODO
·           Tiene afán de protagonismo, da su opinión siempre y no deja hablar a nadie.
·           Se cree en posesión de la razón y quiere convencer a los demás de que su aportación es muy importante y aclaratoria. 
G.
·           Su intervención es muy útil en la discusión.
·           Reforzar sus intervenciones y darle la palabra en momentos críticos (silencios, discusiones, etc. )
8.       EL AUSENTE.
·           Nunca participa, esta distraído y ensimismado en sus pensamientos.
·           Puede tener distintas facetas: desmotivado, vago, preocupado, desorientado. 

H

·           Otorgarle la palabra directamente ante cuestiones muy fáciles, infundirle sentido de seguridad y confianza en sí mismo.
·           Reforzar positivamente su intervención por el solo hecho de producirse.
·           No conformarse con una respuesta evasiva o monosílaba.
9.       EL CERRADO OREFRACTARIO
·           Se opone a todo y no está de acuerdo con nada, pero no aporta soluciones.
·           Se sitúa fuera del grupo y no se relaciona con él.

I.
·           No defenderle del ataque de los demás alumnos.
·           Valorar lo positivo de sus aportaciones y corregir sus errores.
·           Detenerle, con preguntas difíciles, y favorecer la del resto del grupo, incluso comentando sus teorías. 

Clasificación de los métodos de enseñanza




Basada en textos de Renzo Titone y de Imideo Nérici


Cuando se realiza una clasificación de métodos suele hacerse de manera muy personal, de acuerdo a experiencias e investigaciones propias. En este texto, he preferido valerme de clasificaciones tradicionales, fundamentalmente por la utilización del lenguaje y la terminología, de todos conocida. No obstante, me he permitido variar la nomenclatura en algún momento, con el fin de adaptarla mejor a los tiempos, los avances en el conocimiento del aprendizaje y la relación con las nuevas tecnologías en la educación.
1. Los métodos en cuanto a la forma de razonamiento
1.1. Método deductivo
Cuando el asunto estudiado procede de lo general a lo particular. El profesor presenta conceptos, principios o definiciones o afirmaciones de las que se van extrayendo conclusiones y consecuencias, o se examinan casos particulares sobre la base de las afirmaciones generales presentadas. Si se parte de un principio, por ejemplo el de Arquímedes, en primer lugar se enuncia el principio y posteriormente se enumeran o exponen ejemplos de flotación…
Los métodos deductivos son los que tradicionalmente más se utilizan en la enseñanza. Sin embargo, no se debe olvidar que para el aprendizaje de estrategias cognoscitivas, creación o síntesis conceptual, son los menos adecuados. Recordemos que en el aprendizaje propuesto desde el comienzo de este texto, se aboga por métodos experimentales y participativos.
El método deductivo es muy válido cuando los conceptos, definiciones, fórmulas o leyes y principios ya están muy asimilados por el alumno, pues a partir de ellos se generan las ‘deducciones’. Evita trabajo y ahorra tiempo.
1.2. Método inductivo
Cuando el asunto estudiado se presenta por medio de casos particulares, sugiriéndose que se descubra el principio general que los rige. Es el método, activo por excelencia, que ha dado lugar a la mayoría de descubrimientos científicos. Se basa en la experiencia, en la participación, en los hechos y posibilita en gran medida la generalización y un razonamiento globalizado.
El método inductivo es el ideal para lograr principios, y a partir de ellos utilizar el método deductivo. Normalmente en las aulas se hace al revés. Si seguimos con el ejemplo iniciado más arriba del principio de Arquímedes, en este caso, de los ejemplos pasamos a la ‘inducción’ del principio, es decir, de lo particular a lo general. De hecho, fue la forma de razonar de Arquímedes cuando descubrió su principio.
1.3. Método analógico o comparativo
Cuando los datos particulares que se presentan permiten establecer comparaciones que llevan a una solución por semejanza hemos procedido por analogía. El pensamiento va de lo particular a lo particular. Es fundamentalmente la forma de razonar de los más pequeños, sin olvidar su importancia en todas las edades.
El método científico necesita siempre de la analogía para razonar. De hecho, así llegó Arquímedes, por comparación, a la inducción de su famoso principio. Los adultos, fundamentalmente utilizamos el método analógico de razonamiento, ya que es único con el que nacemos, el que más tiempo perdura y la base de otras maneras de razonar.

2. Los métodos en cuanto a la organización de la materia
2.1. Método basado en la lógica de la tradición o de la disciplina científica
Cuando los datos o los hechos se presentan en orden de antecedente y consecuente, obedeciendo a una estructuración de hechos que va desde lo menos a lo más complejo o desde el origen hasta la actualidad o siguiendo simplemente la costumbre de la ciencia o asignatura. Estructura los elementos según la forma de razonar del adulto.
Es normal que así se estructuren los libros de texto. El profesor es el responsable, en  caso necesario, de cambiar la estructura tradicional con el fin de adaptarse a la lógica del aprendizaje de los alumnos.
2.2. Método basado en la psicología del alumno
Cuando el orden seguido responde más bien a los intereses y experiencias del alumno. Se ciñe a la motivación del momento y va de lo conocido por el alumno a lo desconocido por él. Es el método que propician los movimientos de renovación, que intentan más la intuición que la memorización.
Muchos profesores tienen reparo, a veces como mecanismo de defensa, de cambiar el ‘orden lógico’, el de siempre, por vías organizativas diferentes. Bruner le da mucha importancia a la forma y el orden de presentar los contenidos al alumno, como elemento didáctico relativo en relación con la motivación y por lo tanto con el aprendizaje.

3. Los métodos en cuanto a su relación con la realidad
3.1. Método simbólico o verbalístico
Cuando el lenguaje oral o escrito es casi el único medio de realización de la clase. Para la mayor parte de los profesores es el método más usado. Dale, lo critica cuando se usa como único método, ya que desatiende los intereses del alumno, dificulta la motivación y olvida otras formas diferentes de presentación de los contenidos.
3.2. Método intuitivo
Cuando se intenta acercar a la realidad inmediata del alumno lo más posible. Parte de actividades experimentales, o de sustitutos. El principio de intuición es su fundamento y no rechaza ninguna forma o actividad en la que predomine la actividad y experiencia real de los alumnos.

4. Los métodos en cuanto a las actividades externas del alumno
4.1. Método pasivo
Cuando se acentúa la actividad del profesor permaneciendo los alumnos en forma pasiva. Exposiciones, preguntas, dictados...
4.2. Método activo
Cuando se cuenta con la participación del alumno y el mismo método y sus actividades son las que logran la motivación del alumno. Todas las técnicas de enseñanza pueden convertirse en activas mientras el profesor se convierte en el orientador del aprendizaje.

5. Los métodos en cuanto a sistematización de conocimientos
5.1. Método globalizado
Cuando a partir de un centro de interés, las clases se desarrollan abarcando un grupo de áreas, asignaturas o temas de acuerdo con las necesidades. Lo importante no son las asignaturas sino el tema que se trata. Cuando son varios los profesores que rotan o apoyan en su especialidad se denomina Interdisciplinar.
En su momento, en este mismo texto, se explica minuciosamente la estrategia trasversal y las posibilidades de uso en las aulas.
5.2. Método especializado
Cuando las áreas, temas o asignaturas se tratan independientemente.

6. Los métodos en cuanto a la aceptación de lo enseñado
6.1. Dogmático
Impone al alumno sin discusión lo que el profesor enseña, en la suposición de que eso es la verdad. Es aprender antes que comprender.
6.2. Heurístico o de descubrimiento (del griego heurisko: enseñar)

Antes comprender que fijar de memoria, antes descubrir que aceptar como verdad. El profesor presenta los elementos del aprendizaje para que el alumno descubra.









Técnica de la exposición








No se debe olvidar que la variedad de actividades, la flexibilidad de materiales presentados y de técnicas docentes (diversidad en recursos de motivación, de refuerzos, de estilos de presentación, etc.) se relacionan positivamente con el logro de los objetivos (Rosenshine).

Por ello, es conveniente tener presentes unas pautas al preparar las lecciones.
En cuanto al contenido

En la exposición se transmiten un conjunto de ideas, conceptos, esquemas argumentales, pruebas, etc. Este contenido debe cumplir unas condiciones para que sea eficaz su captación y su aprendizaje.
·           Adecuación: la primera condición para que el alumno capte su mensaje es que se adapte a sus posibilidades intelectuales, capacidad y preparación de base.

·           Claridad de ideas: para que se capte una idea es necesario clarificarla, para lo que a veces habrá de auxiliarse de la pizarra , de los ejemplos, de los modelos, etc.

·           Secuencialidad: esas ideas claras en sí deben enlazarse formando una explicación coherente, donde los pasos deben estar graduados en creciente dificultad, evitando que el alumno se pierda en la trama argumental porque el profesor hace pasos en falso. Si el alumno se queja de perderse en la explicación es necesario revisar este punto.

·            Selección: se debe considerar qué es lo más fundamental de las lecciones para destacarlo y ceñirse a lo mismo, evitando digresiones y divagaciones secundarias que a veces, restan tiempo para dedicarlo a lo que es más importante.  Además, el alumno puede desorientarse, sin saber qué es lo más importante de lo explicado.

·           Ritmo: un ritmo excesivamente rápido de presentación de materia, que los alumnos no pueden captar, es una pérdida de tiempo, aunque el profesor quede satisfecho de haber dado todo el programa.

El ritmo debe ajustarse a las posibilidades intelectuales de los alumnos, a la dificultad relativa de la materia para ellos, a la importancia objetiva del tema, al tiempo disponible, etc. No podrá explicarse con el mismo ritmo un tema principal y un secundario; un tema difícil y otro fácil.

En cuanto a la forma externa de la lección

Es frecuente, en cualquier libro, artículo o trabajo, encontrar una distribución de partes similar: introducción, desarrollo y conclusiones, como esquema de pensamiento más común.

En la lección también se ha propugnado este esquema.

Introducción: en ella se trata de disponer positivamente a los alumnos hacia el aprendizaje de la misma. Comprende unos momentos de motivación, interesándoles por el estudio de la lección.
Conviene que el profesor presente el contenido de una forma resumida y esquematizada, a fin de que le sigan en el desarrollo.
En esta presentación, la lección debe estar encuadrada en un contexto más amplio: lecciones precedentes y siguientes.
Como elemento importante de la introducción, está la presentación de los objetivos del aprendizaje, es decir, qué pretende que alcancen y en qué nivel y cómo comprobará los resultados.

Desarrollo: el cuerpo o centro de la lección donde entran en juego no sólo el contenido, sino también las técnicas de presentación.

Conclusión: al final de cada parte del tema que tenga una cierta entidad, o de la lección, o de un tema general que abarca varias lecciones, se impone que el profesor reúna las ideas principales, relacione entre sí, del modo más estructurado posible, los contenidos. El control del aprendizaje se realiza en todo el transcurso expositivo, pero aquí conviene  comprobar si los alumnos alcanzaron o no los objetivos señalados al principio.
También entran en juego las técnicas de fijación que haya empleado en el desarrollo si lo considera necesario.
En muchas asignaturas convendrá incluir las aplicaciones del tema a la vida práctica o a otros campos.
Tal vez se olvida que la estructura de la lección, para que sea percibida por los alumnos, debe explicarse, tanto en el esquema inicial como en integración final.

En cuanto a las técnicas expositivas y recursos empleados

Partiendo del peligro de distracción que lleva inherente toda clase expositiva, el profesor debe recurrir bien a la motivación, despertando el interés cuando decae, bien empleando la variación de estímulos, bien anécdotas y ejemplos, etc.
El profesor debe preocuparse por la fijación del aprendizaje, para lo que es útil el empleo de reiteraciones y resúmenes, que unidos a lo que llamamos focalizaciones centran la fijación en unos contenidos esenciales.
El control, distinto de la evaluación, debe estar presente, pero como control del proceso del aprendizaje, que lleve a la conciencia de los alumnos que se trata de seguir su proceso para corregirlo, no de un afán de calificaciones.
Las actividades, bien como control, bien como cambio de estímulo, bien como fijación o como desarrollo lo mismo que la interacción verbal, pueden distribuirse en el transcurso de la lección para mantener al alumno en cooperación participativa.

Los recursos o ayudas audiovisuales serán elementos también presentes para hacer más eficaz la comunicación.