No se debe
olvidar que la variedad de actividades, la flexibilidad de materiales
presentados y de técnicas docentes (diversidad en recursos de motivación, de
refuerzos, de estilos de presentación, etc.) se relacionan positivamente con
el logro de los objetivos (Rosenshine).
Por ello,
es conveniente tener presentes unas pautas al preparar las lecciones.
En cuanto al contenido
En la
exposición se transmiten un conjunto de ideas, conceptos, esquemas
argumentales, pruebas, etc. Este contenido debe cumplir unas condiciones para
que sea eficaz su captación y su aprendizaje.
·
Adecuación: la primera condición para que el alumno capte su mensaje es que se adapte
a sus posibilidades intelectuales, capacidad y preparación de base.
·
Claridad de ideas: para que se capte una idea es necesario clarificarla, para lo que a veces
habrá de auxiliarse de la pizarra , de los ejemplos, de los modelos, etc.
·
Secuencialidad: esas ideas claras en sí deben enlazarse formando una explicación
coherente, donde los pasos deben estar graduados en creciente dificultad,
evitando que el alumno se pierda en la trama argumental porque el profesor hace
pasos en falso. Si el alumno se queja de perderse en la explicación es
necesario revisar este punto.
·
Selección: se
debe considerar qué es lo más fundamental de las lecciones para destacarlo y
ceñirse a lo mismo, evitando digresiones y divagaciones secundarias que a veces,
restan tiempo para dedicarlo a lo que es más importante. Además, el
alumno puede desorientarse, sin saber qué es lo más importante de lo explicado.
·
Ritmo: un ritmo excesivamente rápido de presentación de materia, que los alumnos
no pueden captar, es una pérdida de tiempo, aunque el profesor quede satisfecho
de haber dado todo el programa.
El ritmo
debe ajustarse a las posibilidades intelectuales de los alumnos, a la
dificultad relativa de la materia para ellos, a la importancia objetiva del
tema, al tiempo disponible, etc. No podrá explicarse con el mismo ritmo un tema
principal y un secundario; un tema difícil y otro fácil.
En cuanto a la forma externa de la lección
Es
frecuente, en cualquier libro, artículo o trabajo, encontrar una distribución
de partes similar: introducción, desarrollo y conclusiones, como esquema de
pensamiento más común.
En la
lección también se ha propugnado este esquema.
Introducción: en ella se trata de
disponer positivamente a los alumnos hacia el aprendizaje de la misma. Comprende
unos momentos de motivación, interesándoles por el estudio de la lección.
Conviene
que el profesor presente el contenido de una forma resumida y esquematizada, a
fin de que le sigan en el desarrollo.
En esta
presentación, la lección debe estar encuadrada en un contexto más amplio:
lecciones precedentes y siguientes.
Como
elemento importante de la introducción, está la presentación de los objetivos
del aprendizaje, es decir, qué pretende que alcancen y en qué nivel y cómo
comprobará los resultados.
Desarrollo: el cuerpo o centro de la lección donde
entran en juego no sólo el contenido, sino también las técnicas de
presentación.
Conclusión: al final de cada parte del tema que tenga
una cierta entidad, o de la lección, o de un tema general que abarca varias
lecciones, se impone que el profesor reúna las ideas principales, relacione
entre sí, del modo más estructurado posible, los contenidos. El control del
aprendizaje se realiza en todo el transcurso expositivo, pero aquí
conviene comprobar si los alumnos alcanzaron o no los objetivos señalados
al principio.
También
entran en juego las técnicas de fijación que haya empleado en el desarrollo si
lo considera necesario.
En muchas
asignaturas convendrá incluir las aplicaciones del tema a la vida práctica o a otros
campos.
Tal vez se
olvida que la estructura de la lección, para que sea percibida por los alumnos,
debe explicarse, tanto en el esquema inicial como en integración final.
En cuanto a las técnicas expositivas y recursos empleados
Partiendo
del peligro de distracción que lleva inherente toda clase expositiva, el
profesor debe recurrir bien a la motivación, despertando el interés cuando
decae, bien empleando la variación de estímulos, bien anécdotas y ejemplos,
etc.
El
profesor debe preocuparse por la fijación del aprendizaje, para lo que es útil
el empleo de reiteraciones y resúmenes, que unidos a lo que llamamos
focalizaciones centran la fijación en unos contenidos esenciales.
El
control, distinto de la evaluación, debe estar presente, pero como control del
proceso del aprendizaje, que lleve a la conciencia de los alumnos que se trata
de seguir su proceso para corregirlo, no de un afán de calificaciones.
Las
actividades, bien como control, bien como cambio de estímulo, bien como
fijación o como desarrollo lo mismo que la interacción verbal, pueden
distribuirse en el transcurso de la lección para mantener al alumno en
cooperación participativa.
Los
recursos o ayudas audiovisuales serán elementos también presentes para hacer
más eficaz la comunicación.
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