lunes, 13 de febrero de 2017

Técnica de la exposición








No se debe olvidar que la variedad de actividades, la flexibilidad de materiales presentados y de técnicas docentes (diversidad en recursos de motivación, de refuerzos, de estilos de presentación, etc.) se relacionan positivamente con el logro de los objetivos (Rosenshine).

Por ello, es conveniente tener presentes unas pautas al preparar las lecciones.
En cuanto al contenido

En la exposición se transmiten un conjunto de ideas, conceptos, esquemas argumentales, pruebas, etc. Este contenido debe cumplir unas condiciones para que sea eficaz su captación y su aprendizaje.
·           Adecuación: la primera condición para que el alumno capte su mensaje es que se adapte a sus posibilidades intelectuales, capacidad y preparación de base.

·           Claridad de ideas: para que se capte una idea es necesario clarificarla, para lo que a veces habrá de auxiliarse de la pizarra , de los ejemplos, de los modelos, etc.

·           Secuencialidad: esas ideas claras en sí deben enlazarse formando una explicación coherente, donde los pasos deben estar graduados en creciente dificultad, evitando que el alumno se pierda en la trama argumental porque el profesor hace pasos en falso. Si el alumno se queja de perderse en la explicación es necesario revisar este punto.

·            Selección: se debe considerar qué es lo más fundamental de las lecciones para destacarlo y ceñirse a lo mismo, evitando digresiones y divagaciones secundarias que a veces, restan tiempo para dedicarlo a lo que es más importante.  Además, el alumno puede desorientarse, sin saber qué es lo más importante de lo explicado.

·           Ritmo: un ritmo excesivamente rápido de presentación de materia, que los alumnos no pueden captar, es una pérdida de tiempo, aunque el profesor quede satisfecho de haber dado todo el programa.

El ritmo debe ajustarse a las posibilidades intelectuales de los alumnos, a la dificultad relativa de la materia para ellos, a la importancia objetiva del tema, al tiempo disponible, etc. No podrá explicarse con el mismo ritmo un tema principal y un secundario; un tema difícil y otro fácil.

En cuanto a la forma externa de la lección

Es frecuente, en cualquier libro, artículo o trabajo, encontrar una distribución de partes similar: introducción, desarrollo y conclusiones, como esquema de pensamiento más común.

En la lección también se ha propugnado este esquema.

Introducción: en ella se trata de disponer positivamente a los alumnos hacia el aprendizaje de la misma. Comprende unos momentos de motivación, interesándoles por el estudio de la lección.
Conviene que el profesor presente el contenido de una forma resumida y esquematizada, a fin de que le sigan en el desarrollo.
En esta presentación, la lección debe estar encuadrada en un contexto más amplio: lecciones precedentes y siguientes.
Como elemento importante de la introducción, está la presentación de los objetivos del aprendizaje, es decir, qué pretende que alcancen y en qué nivel y cómo comprobará los resultados.

Desarrollo: el cuerpo o centro de la lección donde entran en juego no sólo el contenido, sino también las técnicas de presentación.

Conclusión: al final de cada parte del tema que tenga una cierta entidad, o de la lección, o de un tema general que abarca varias lecciones, se impone que el profesor reúna las ideas principales, relacione entre sí, del modo más estructurado posible, los contenidos. El control del aprendizaje se realiza en todo el transcurso expositivo, pero aquí conviene  comprobar si los alumnos alcanzaron o no los objetivos señalados al principio.
También entran en juego las técnicas de fijación que haya empleado en el desarrollo si lo considera necesario.
En muchas asignaturas convendrá incluir las aplicaciones del tema a la vida práctica o a otros campos.
Tal vez se olvida que la estructura de la lección, para que sea percibida por los alumnos, debe explicarse, tanto en el esquema inicial como en integración final.

En cuanto a las técnicas expositivas y recursos empleados

Partiendo del peligro de distracción que lleva inherente toda clase expositiva, el profesor debe recurrir bien a la motivación, despertando el interés cuando decae, bien empleando la variación de estímulos, bien anécdotas y ejemplos, etc.
El profesor debe preocuparse por la fijación del aprendizaje, para lo que es útil el empleo de reiteraciones y resúmenes, que unidos a lo que llamamos focalizaciones centran la fijación en unos contenidos esenciales.
El control, distinto de la evaluación, debe estar presente, pero como control del proceso del aprendizaje, que lleve a la conciencia de los alumnos que se trata de seguir su proceso para corregirlo, no de un afán de calificaciones.
Las actividades, bien como control, bien como cambio de estímulo, bien como fijación o como desarrollo lo mismo que la interacción verbal, pueden distribuirse en el transcurso de la lección para mantener al alumno en cooperación participativa.

Los recursos o ayudas audiovisuales serán elementos también presentes para hacer más eficaz la comunicación.


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