Didáctica general
Como didáctica general designamos el conjunto
de normas en que se fundamenta, de manera global, el proceso de
enseñanza-aprendizaje, sin considerar un ámbito o materia específico. Como tal,
se encarga de postular los modelos descriptivos, explicativos e interpretativos
aplicables a los procesos de enseñanza; de analizar y evaluar críticamente las
corrientes y tendencias del pensamiento didáctico más relevante, y, finalmente,
de definir los principios y normas generales
de la enseñanza, enfocados hacia los objetivos educativos. Su
orientación, en este sentido, es eminentemente teórica.
Didáctica diferencial
La didáctica diferencial o diferenciada es
aquella que se aplica a situaciones de enseñanza específicas, donde se toman en
consideración aspectos como la edad, las características del educando y sus
competencias intelectuales. Por lo tanto, la didáctica diferencial entiende que
debe adaptar los mismos contenidos del currículo escolar a diferentes tipos de
audiencia. Por ejemplo, el mismo tema de historia universal se presentará de
maneras distintas a los siguientes grupos: adolescentes, personas con
necesidades especiales, adultos cursando estudios secundarios en un instituto nocturno.
Didáctica especial
a didáctica especial, también denominada
específica, es aquella que estudia los métodos y prácticas aplicados para la
enseñanza de cada campo, disciplina o materia concreta de estudio. En este
sentido, establece diferenciaciones entre los métodos y prácticas empleados
para impartir conocimiento, y evalúa y determina cuáles serían los más
beneficiosos para el aprendizaje del alumnado según el tipo de materia. Por
ejemplo, la didáctica especial entiende que los métodos y dinámicas para
enseñar disciplinas tan dispares como el lenguaje, las matemáticas, o la
educación física deben partir de principios de abordaje distintos.
Tipología de alumnos
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Respuesta pedagógica
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1. EL DISCUTIDOR
·
Pone en tela de
juicio cuando se dice. Siempre encuentra un “pero”.
·
Inicia
discusiones y a veces interrumpe el ritmo de la clase.
·
Facilita la
comunicación entre los miembros de la clase y atrae su atención
|
A.
·
Tratará de hacer
caer en alguna trampa a la persona que dirige el grupo.
·
Cortar con
autoridad un ataque personal velado o directo.
·
Ponerle en un
aprieto de forma que necesite la ayuda de los demás.
·
En algunos casos,
dirigir sus objeciones hacia el grupo.
·
Reforzar las
intervenciones sinceras.
|
2. EL ASTUTO
·
Se aprovecha de
la debilidad psicológica o científica de un compañero para rebatir sus
argumentos.
·
Suele dominar el
“trato de gentes” para convencer con su habilidad, está atento a la postura
mayorista y evita el enfrentamiento directo.
|
B.
·
Mirarle con
frecuencia y hacerle preguntas directas, especialmente utilizando sus
conocimientos y experiencia.
·
Hacerle un
pequeño resumen para centrarle.
·
Reforzar
positivamente su participación.
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3. EL PEDANTE
·
Mantiene una
actitud de superioridad respecto al grupo.
·
Su intervención
es de alto nivel científico o técnico.
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C.
·
Cortar, con tacto,
aprovechando una respiración o pequeña pausa su intervención.
·
Hacerle preguntas
de reflexión y pedirle que sea breve y conciso.
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4. EL LOCUAZ O CHARLATÁN
·
Habla
continuamente, aunque no tenga conocimientos del tema, se “enrolla” y da
detalles superfluos y sin importancia.
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D.
·
Preguntarle
directamente sobre su trabajo y exigirle soluciones.
·
Inducirle a
presentar ejemplos sobre los asuntos que más directamente le afectan.
·
Reforzar
cualquier manifestación positiva.
·
Darle ciertas
responsabilidades.
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5. EL TÍMIDO.
·
No
interviene, se limita a asentir si está de acuerdo con una intervención o a
permanecer callado sí esta en contra.
·
Se queda
con dudas por no preguntar.
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E.
·
Agradecer su
intervención, pero pedirle que la repita en términos más sencillos. Utilizar
la técnica del “sí, pero…”
·
Pedir su opinión
ante un tema que no domine y mantener una actitud de respeto, para hacerle
ver que el respeto se dirige a la persona y no a su sabiduría.
|
6. EL POSITIVO
·
Es una persona
práctica en su manera de actuar, se centra en el tema y participa si
considera que puede aportar algo nuevo o aclarar algún concepto.
·
Es trabajador,
ordenado, colaborador y responsable.
·
Buen conciliador
para el grupo.
|
F.
·
No dejarse
enredar por él, usar el método para neutralizarle.
·
Escucharle
atentamente, replantear la discusión englobando las aportaciones de todos y
pedirle que reflexione y modere su participación para dejar la palabra a los
demás.
·
Imponer la
autoridad del profesor en último extremo.
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7. EL SABELOTODO
·
Tiene afán de
protagonismo, da su opinión siempre y no deja hablar a nadie.
·
Se cree en
posesión de la razón y quiere convencer a los demás de que su aportación es
muy importante y aclaratoria.
|
G.
·
Su intervención
es muy útil en la discusión.
·
Reforzar sus
intervenciones y darle la palabra en momentos críticos (silencios,
discusiones, etc. )
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8. EL AUSENTE.
·
Nunca participa,
esta distraído y ensimismado en sus pensamientos.
·
Puede tener
distintas facetas: desmotivado, vago, preocupado, desorientado.
|
H
·
Otorgarle la
palabra directamente ante cuestiones muy fáciles, infundirle sentido de
seguridad y confianza en sí mismo.
·
Reforzar
positivamente su intervención por el solo hecho de producirse.
·
No conformarse
con una respuesta evasiva o monosílaba.
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9. EL CERRADO OREFRACTARIO
·
Se opone a todo y
no está de acuerdo con nada, pero no aporta soluciones.
·
Se sitúa fuera
del grupo y no se relaciona con él.
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I.
·
No defenderle del
ataque de los demás alumnos.
·
Valorar lo
positivo de sus aportaciones y corregir sus errores.
·
Detenerle, con
preguntas difíciles, y favorecer la del resto del grupo, incluso comentando
sus teorías.
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felicidades por la información
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