Es una técnica en la que un grupo de
personas en conjunto crean ideas. Por lo general, suele ser más provechoso a
que una persona piense por sí sola.
Principales usos:
Para obtener una conclusión grupal en
relación a un problema que involucra a todo el grupo.
Para motivar al grupo, tomando en cuenta
la participación de todos, bajo reglas determinadas.
Es recomendable utilizar esta técnica al
iniciar una sesión de trabajo.
Ventajas:
• Se puede integrar a otras técnicas como
la clase expositiva y grupos
de discusión.
Cómo se aplica:
1. El profesor-facilitador selecciona un
problema o tema, definiéndolo de tal forma que todos lo entiendan.
2. Solicita a los alumnos que expresen sus
ideas por turno, sugiriendo una idea por persona.
3. Las aportaciones deben anotarse en el
pizarrón.
4. Si existiera alguna dificultad para que
el grupo proporcione ideas, el profesor facilitador debe propiciarlas con
preguntas claves como:
¿Qué?, ¿Quién?, ¿Dónde?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?
¿Por qué?
5. Una vez que se ha generado un buen
número de ideas, éstas deben ser evaluadas una por una.
6. El docente debe priorizar las mejores
ideas. Los alumnos evalúan la importancia de cada aportación de acuerdo a los
comentarios del grupo, pero tomando en cuenta el problema definido al inicio de
la sesión.
7. Si la técnica se utiliza para
solucionar un problema es indispensable hacer un plan de acción que pueda
llevarse a cabo.
Si la técnica se utilizó para abordar un
tema, es indispensable que el profesor-facilitador conduzca al grupo a obtener
conclusiones.
Sugerencias:
• El docente debe explicar al grupo que no
existen ideas buenas o malas, sino que todas son importantes.
• No debe abusarse de esta técnica ni
utilizarse en un lapso de tiempo extendido pues suele dispersar la atención de
los alumnos.
• Es muy importante llevar a cabo el plan
de acción trazado, de otra manera puede resultar muy desmotivante para los
alumnos.
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